Cuando una empresa se expande, surgen ciertas necesidades como la de reubicar parte de su personal. De Bogotá a Cali por ejemplo. Sin embargo, la empresa si bien tiene la facultad de dar órdenes y de disponer de la fuerza laboral del trabajador, en el caso de la reubicación geográfica, esa facultad no es omnímoda.
Mover a un trabajador de una ciudad a otra, o de una sede a otra, dentro de la ciudad, no es algo que la empresa pueda decidir caprichosamente. A continuación, veremos algunas situaciones para evaluar.
Por una parte, la empresa debe garantizar al trabajador su estabilidad social y familiar, la cual no se consigue si se decide trasladar de forma unilateral, y sin consentimiento al trabajador.
No todos los empleados tienen la facilidad de estar en un lado y otro, o bien porque tienen familia o por que estudian, por tal razón, este no puede estar a disposición absoluta del empleador.
Lo anterior supone que la empresa, para que pueda disponer del trabajador de tal forma que pueda trasladarlo al lugar que necesite, y en el tiempo que lo requiera, debe considerar tales circunstancias y necesidades en el contrato que firme con el trabajador, de lo contrario, podrá tener dificultades a la hora de necesitar trasladar a un empleado.
Ahora bien, en los casos, en que se haya pactado la movilidad del trabajador en el contrato de trabajo, es necesario que la empresa planifique su mudanza y contemple las situaciones que el trabajador deberá enfrentar por esa situación como; transporte, alojamiento, alimentación, etc., y por consiguiente la remuneración deberá estar acorde con las nuevas circunstancias.
Por lo anterior, nuestra invitación es a conocer, respetar e identificar cada una de las implicaciones y acciones ligadas a la mudanza del personal, de tal manera, que se ejecuten con antelación las condiciones legales óptimas para sus empleados y organización en general.